Por José Calero - NA
BUENOS AIRES.- La presidenta, Cristina Fernández, buscó dar una señal de continuidad a los mercados y a los hombres de negocios al designar a Hernán Lorenzino como ministro de Economía en reemplazo de Amado Boudou, quien asumirá como su vicepresidente el sábado.
Como lo hizo con todo su gabinete, la mandataria apostó fuerte a la continuidad también en la órbita de Economía, y eligió a un hombre de 39 años que desempeñó un rol clave en la renegociación del último canje de deuda. El nombramiento sería un mensaje de Cristina a los mercados de que la Argentina se encamina a emitir deuda en 2012. La designación también refleja que Cristina preferirá seguir manejando la lucha contra la inflación a través de otras esferas del Gobierno, y no mediante Economía.
Lorenzino es un abogado "sub-40" que está a favor de que la Argentina regrese rápido a los mercados y encare la renegociación de la deuda con el Club de París. El actual secretario de Finanzas era mencionado como el sucesor preferido del vicepresidente electo en el Ministerio de Economía.
El funcionario acompañó a Cristina en su último viaje al G-20, en Cannes, en lugar de Boudou, quien se tuvo que quedar por la crisis del dólar en noviembre, y era el elegido del futuro vicepresidente para ocupar el sillón del Palacio de Hacienda.
Los bancos consideran a Lorenzino como "amigo de los mercados", y destacan que está en condiciones de llevar adelante las negociaciones con el Club de París tras cumplir un rol clave en la renegociación del canje de deuda. Banqueros y empresarios miraban con simpatía la designación, por lo que Lorenzino tendrá que estar preparado para lidiar con la búsqueda de financiamiento en momentos difíciles.
Asumió al frente de Finanzas cuando Carlos Fernández tuvo su efímero paso al frente del Palacio de Hacienda. Lorenzino llevó adelante durante los últimos dos años las negociaciones con París. La Argentina mantiene una deuda que ronda los U$S 9.000 millones con un grupo de países, y el actual secretario fue el encargado de encabezar las reuniones, que se retomarían el año próximo.